Poemas de la nostalgia

El amor, la nostalgia, la melancolía y el silencio son las musas del poeta. Un adiós, un baúl, un recuerdo, una pasión, la alegría o la tristeza. Un lugar, un cuadro, una mujer, una canción, los amigos, la poesía son en fin la vida misma, latidos de un corazón inspirado







domingo, 28 de agosto de 2011

EL MAR

Soy como el mar
que bate sobre la roca
y besa suave la arena,
con las mismas olas.

Con las mismas olas
que ahoga el sueño
llena las redes
y te lleva al puerto.

Con las mismas olas,
con el mismo esfuerzo
te hunde en la tiniebla
o te sube al cielo.

El ruido del mar,
la ola sobre la piedra,
la piedra sobre la piedra
y la sal.

Soy como el mar.
                                   Zero Juglar 08/2011

martes, 5 de julio de 2011

EPOPEYA EN AFGANISTAN


Perros de esta guerra son los que no quieren calificar con este vocablo la epopeya que nuestros compatriotas están escribiendo con su sangre en tierra extraña y no lo hacen porque creen que obviando la palabra se mantienen al margen. Pero ya les conocemos, son políticos, confunden la Patria con la urna y la sangre con los mercados.
Sin embargo perros son también los que, vistiendo el mismo uniforme que nuestros héroes, consienten al vil precio de salvar los asientos donde sus malditos culos reposan.

Epopeya
Llueve sobre la cálida arena
la heroica sangre de un soldado
su vida derrama en patria ajena
en tanto de la suya abandonado.


No le llega el aullido de las hienas
que quieren su recuerdo desterrado
ni el ladrido de los perros de la guerra
cobardes de uniforme deshonrado.


Perros le enviaron a esta tierra
y ahora nos lo quieren olvidado
la sangre que huye de sus venas
ahogue y dé muerte al desalmado.


La memoria del héroe será nuestra
como nuestra fue la del pasado
infame y vil quien no respeta
la heroica sangre de un soldado.
                                                                 Zero Juglar Junio 2011

viernes, 10 de junio de 2011

ANGEL CAIDO

Cuando el viento deje de azotar la tierra,
y quede del árbol tan solo el tronco desnudo,
cuando la lluvia deje de caer sobre la arena,
entonces yo volveré.

Cuando caiga el último pétalo de las azucenas
y no quede sobre el mundo una sola flor,
cuando el desierto llame a tu misma puerta,
entonces yo volveré.

Volveré para quebrar en mil pedazos la osamenta
de los infelices que soñaron con el amor,
volveré para bailar sobre la esperanza muerta
bajo la tenue luz del postrero rayo del sol
y cuando se pudra el ultimo fruto sobre la huerta,
entonces, solo entonces, daré la vuelta y me iré.
                                                                              Zero Juglar Junio-2011

viernes, 27 de mayo de 2011

GUAJIRA PARA UN YEGÜERO

Guajira a un yegüero corucho para su hijo Rafa
La primavera avanza en El Vallejo, hoy nacerá un potro nuevo. El resto de la yeguada retoza en los prados de Cenicientos entre el verde del pasto y la plata de las rocas de granito. Rodeado de encinas, olivos y viñedos el yegüero asiste al parto preocupado por el agua que no acaba de llegar y que augura un duro verano y aún peor invierno, consciente de que el primer año de su vida será crucial para el futuro del potro que va a nacer. Mientras tanto espera la suave queja de la madre que anunciará la proximidad del nacimiento contemplando a otro recién nacido jugando en el prado:

Brinca al cielo dibujando con su cola
la curva inquieta y retorcida de un sarmiento
honrando al bello paisaje ceniciento
con la alegría inmensa de su feliz cabriola.

Rocas de granito esculpidas al viento
y una gota de nada en la rama del olivo
enebros, encinas y peña dan abrigo
al lienzo virgen y azul del firmamento.

De verde y plata en el campo amanece
entre hierba y piedras surca un suave lamento
que susurra al potro su primer aliento,
un soplo de vida que al valle estremece.

Curtido el yegüero por el sol y el tiempo,
acaricia a su yegua contemplando el cielo
gotas de lluvia caen sobre su pelo
rompiendo el temor a un futuro incierto.
Zero Juglar (Primavera 2011)

martes, 5 de abril de 2011

SEQUÍA

Labrando la tierra yerma
ceñido el yugo al seco pescuezo
brilla el sol y al tiempo quema
el surco infinito y profundo
de una tierra sedienta,
sedienta de sangre
y bajo la sombra oscura de una piedra
se oculta el hambre.

Rompe la monotonía de la siembra
lenta, eterna, interminable
la seca corteza que el arado quiebra
otorgando al que la labre
el brote milagroso de la hierba
sobre la misma herida que se abre.

Húmeda la estéril arena
de sudor y de sangre
de esfuerzo y de pena
como hiciera su padre
y cuando al tanto llega
la tierra cede y se abre
¡Al fin la primavera!
y al viento el oleaje
de un inmenso mar de avena
meciendo el verde paisaje.
                                                       Zero Juglar 2011

martes, 22 de marzo de 2011

CASTILLA
Te sustrajo un viento marino
del silencio absoluto del agua salada
asiendo tu brazo de ocre y verde
aliento de una piedra abandonada.

Aferrada al suelo y por corrientes esculpida
escuchas atenta del viento su balada
mientras multiplicas de verde la llanura
rompiendo la tristeza infinita de la nada.

No abandonas la tierra que te acoge
con la fruta por mil soles madurada
alimentas a los dioses y a la luna
y pintas de color la madrugada.
                                                     Zero Juglar         1987
CUANDO YA NO ESTÉ
Quiero ser ceniza al viento
de mil caballos al galope
un recuerdo del pasado
en las hojas secas del roble.
Y cuando sobre mi llore
sus lágrimas el otoño,
y cuando torne el ocaso
sobre mi tumba la noche,
un soplo de mi memoria
junto a tu almohada repose.
                                              Zero Juglar     2011
La Mancha
Vasta, seca y ancha
de uva, viento y nada
herida de surcos y arada,
el alma vive en la Mancha.

Amapolas rojas al viento
y al sol de la Mancha,
trigo limpio que ofrece
su vasto campo germinado.

Del sol el rayo florecido
en el tallo de una flor muerta
y esculpido en medio de la huerta
el tronco de un árbol abatido.

Mientras el viento dibuja
en el lienzo de oro de la Mancha
la sombra animada de una nube
y el tiempo se detiene.

Vasta, seca y ancha                                           
de uva, viento y nada
herida de surcos y arada,
el alma vive en la Mancha.
                 Zero Juglar    1987
Pájaro de plata
Yo vi un pájaro de plata
elevándose hasta el cielo
entre besos de nube blanca
quería llegar el primero
para alcanzar las estrellas
brillantes del firmamento
y confundirse entre ellas
para vivir en sus cuentos.

De plata eran sus plumas,
de plata era su aliento,
de plata era la bruma,
de plata sus alas al viento.
De plata también la espuma
que iba dejando su vuelo,
diadema de plata en la luna
estela de plata en el cielo.
                    Zero Juglar  1987
Camino al Cielo
Pregunté a una estrella
qué tiempo llevaba
el camino hasta el Cielo
para ir junto a ella
cabalgando a la muerte
en su caballo de acero
apuntando hacia mi
con su unicornio de hierro.

Y cuando en mi se fijaran
sus ojos tan fieros
compañera tendría
en mi camino hasta el cielo.
                     Zero Juglar   1986
Sueños
Sueños, son solo sueños
y por mis sueños me muero,
pero solo son sueños al fin
que acaban cuando despierto.
                   Zero Juglar          1986
Ella
Grácil figura, esbelta silueta
el sol recorta su imagen tan bella
el viento jugando en su pelo
improvisada veleta
que muriendo de celos
a los hombres confunde
luchando por ella.

Ella cubre su cuerpo de luto,
ella cubre su rostro de velos
y cede a la vida un minuto
rezando por ellos.

Mientras otros siguen luchando
su vida dando por ella
ajenos a que sigue amando
al único que no la vio bella.
                      Zero Juglar  1986
SILENCIO
¡Silencio!
que nadie hable,
que pare la música
que nadie se atreva
a romperme la única
alegría, que beban
pero que no griten
por favor
no maten mi vida
no maten mi amor.
¡Silencio!
Respeten su partida
que ella ha muerto
¡Pero no! Que vive,
si, que vive, de verdad,
que ella ha vuelto,
no la maten por piedad.

Déjenme solo, quiero escucharla
está dormida, solo es sopor.
Déjenme solo, quiero besarla.
Déjenme solo por favor.
                         Zero Juglar      1985
El vagabundo
Cuando el rio acoja en su cauce profundo
el cuerpo inerte, viejo y destrozado
de aquel bendito anciano vagabundo;
cuando hayan en la orilla las flores marchitado
y los vientos azoten la corteza de este mundo,
llorarán los hombres desolados
y la tierra morirá cada segundo.

Él, que para mirar a la vida pasar
se sentaba en su banco desvencijado.
Él, que por mirar la vida sin cesar
murió sin vivirla abandonado.
¿Quién llorará en la tierra su muerte?
¿Quién cargará su ataúd tan pesado?
¿Quién sabe cuál será ahora su suerte?
¿Quién? Si lo hemos matado
                                                             Zero Juglar  1985