Tu mirada detuvo
el tiempo
en aquel instante
infinito
dibujando sobre
el blanco lienzo,
de un solo trazo, el
lapso maldito
Jirones cubren el cielo
sobre el campo
baldío
una lágrima de
celos
un reproche, un
grito,
los abedules del
paseo,
otrora tan
querido,
agitan con furia
sus ramas
viento del
tiempo perdido
Las hojas que cubren
el suelo
crujen tras
tu pisada,
páginas que fueron
de un cuento
escrito con tu
mirada
hoy son ya
hojas que han muerto
del árbol que ayer
nos hablaba,
huella del furtivo
encuentro
en su corteza
ultrajada
sobre ella
quedara escrito
para que el
tiempo no lo borrara
hogaño ya el árbol
marchito
testigo de una
promesa violada.
Zero Juglar (Agosto 2108)