SEQUÍA
Labrando la tierra yerma
ceñido el yugo al seco pescuezo
brilla el sol y al tiempo quema
el surco infinito y profundo
de una tierra sedienta,
sedienta de sangre
y bajo la sombra oscura de una piedra
se oculta el hambre.
Rompe la monotonía de la siembra
lenta, eterna, interminable
la seca corteza que el arado quiebra
otorgando al que la labre
el brote milagroso de la hierba
sobre la misma herida que se abre.
Húmeda la estéril arena
de sudor y de sangre
de esfuerzo y de pena
como hiciera su padre
y cuando al tanto llega
la tierra cede y se abre
¡Al fin la primavera!
y al viento el oleaje
de un inmenso mar de avena
meciendo el verde paisaje.
Zero Juglar 2011
Zero Juglar 2011